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lunes, 19 de julio de 2010

Cuenta Cuentos (II)

Como ya dije en la primera entrega de Cuenta Cuentos, no son cuentos de grandes autores o genios de la escritura. Son historias escritas por gente de corriente, porque cualquiera puede tener una buena idea y escribirla.


Vida sobre un mendigo

Levantarse un dia de encima de unos cartones de una televisión Sony Bravia de 42 pulgadas, persona a la que disfruta en su hogar, mientras tu amaneces sobre los restos de caja de dicho privilegio, bendiciendo a su comprador, ya que te ha dado un suelo mas o menos recto, algo higienico y decente del que puedes disponer.
... 

Los dias se convierten en semanas, las semanas en meses, y los meses, en años.
9 años mendigando por la calle, con la experiencia suficiente como para sobrevivir a extremas condiciones callejeras, a base de peleas, hambruna y falta de alguien especial con quien tener algo en comun, algo en comun referido a un familiar.

Me levanto a hora punta, normalmente cuando la gente se va a trabajar, aprovechas para pedir algo de dinero, ya sean monedas como restos de almuerzo, todo sirve para poder seguir en pie.
Muchos de ellos pasan de largo, con cierta cara de asco, otros se encaran, diciendo que les gusta ir a trabajar sin tener que enfrentarse a la decadencia de la sociedad.
Pero, los pocos que acceden a colaborar en darte algo mejor, ya sea una pequeña moneda, o la mitad de una rosquilla. Agradeces, agradeces a esa persona la atención que ha tomado por ti, aunque a esa persona no le importe, para ti es algo difícil de explicar, una felicidad que no tiene nombre.

Mas tarde, en un carro de la compra, saco un libro muy viejo, de titulo “Los pilares de la Tierra” Y lo empiezo a leer, es mi unico pasatiempo hasta la hora de comer. Tambien dispongo de otros ejemplares como “Rebelión en la granja” O “El medico”.

La mala suerte del comedor municipal, no me permite comer ya que todas las mesas son ocupadas, y no dispongo de una pension, paro o poliza de dinero que demuestre que en unos años estuve trabajando.

Con el dinero que me llega, me dirijo a una panaderia, preguntando si tienen pan de ayer. La respuesta siempre es la misma:
-         Se nos ha acabado hace ya media hora.

El destino me la juega, me arriesgo a comprar una barra de pan, y me dirijo rapidamente a mi casa.

Cuando llego a mi hogar, una pequeña esquina del banco Caixa Catalunya, me vienen los veteranos de siempre, personas que me apalizan cada vez que tengo comida, dejandome apenas con una miseria punta de pan, de la que dispongo durante todo el dia.

Con la cara llena de golpes, me dirijo a la fuente, el unico recurso que tengo sin pagar, me lavo, me refresco un poco y lleno una botella de agua que me pueda hidratar todo el dia.

Me dedico a caminar toda la tarde, sin rumbo fijo, a dar una vuelta, y esperando el alma caritativa de una persona que pueda ayudarme a cenar.
Descalzo, con una gabardina roida por las ratas, destripada por las peleas, unos vaqueros largos, con muchisimos agujeros que ayudan a transpirar dado el calor que hace en las calles, una camiseta de los Ramones, rajada por la mitad, y una cinta atada en la cabeza, que ayuda a que el pelo se me aguante para poder ver que o quien se cruza por mi camino, ya sea para insultarme, reirse o escupirme en la ropa, vivo cerca de un barrio de pijos, que no soportan ver gente como yo paseando por las calles.

Por mi camino se me ocurre pasar por la iglesia, a ver si alguien ha dejado algo de ropa, siempre me dicen, que hasta el mes que viene nunca les llega nada, es el septimo mes que vengo y nunca son capaces de soltar una misera prenda para una persona necesitada.

La noche es simplemente asi, la gente se reune en bandas, compartiendo sus recursos conseguidos a lo largo del dia, algunos traen comida, otros cervezas, y luego sacan hierba, se lian unos cuantos canutos y se los fuman, se rien y olvidan sus penas. Me levanto y me dispongo a ir al Open Cor, los yogures caducados los tiran al container, es mi unica cena.
Hasta que me di cuenta, los empleados vieron como desaparecian yogures de dicha basura, les ordenaron vaciar uno a uno, todos los yogures para que no fueran aprovechados por personas como nosotros.

Con hambre, me siento en el carton de televisor, a observar los demas grupos como subsisten a base de trueques, la mayoria son incultos, no saben leer, cambiar mis libros no serviria de nada.
Me agarro a mi gabardina, y llorando pienso en mis padres, todo aquello que me dijeron, las advertencias que te dan a lo largo de tu vida.
Cada dia me doy aun mas cuenta de lo que he hecho con mi vida, tengo 24 años.

3 comentarios:

  1. Un relato bastante bueno, me parece que mucha gente no tiene en cuenta lo necesaria que es la educación para evitar que una vida se destroce y acabe de esta manera.

    Sinceramente, me apena mucho ver a la gente que no ha tenido oportunidad de tener una buena educación y acaba así, mientras que luego otros no han querido estudiar por simple pereza, a pesar de tener una posibilidad de educación más que notable. Es un problema...

    PD: Un apunte sin importancia, es sólo una tontería: Como ya dije en la primera entrega de Cuenta Cuentos, no son cuntos de grandes autores Supongo que querrías decir "cuentos" ;)

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  2. Cendrero, gracias por tu comentario, ya que no suelen comentar los lectores (sin acusar) y segundo, ya he correjido ;)

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  3. me a gustado, esta muy bien

    soy jimmy

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